
Presencié muchas cosas. En todos mis círculos cercanos. Me dí cuenta que la interiorización del machismo está en todos lados, en familias, amistades, parejas, instituciones, y la sociedad completa. Tras todas esas experiencias y mi hartazgo, opté por enajenarme de ello y dar el paso a involucrarme más al movimiento. Creo firmemente en la transformación de la realidad, pero es preciso intervenir activamente para transformar de raíz esta misma. No basta con querer hacerlo y que se quede en las ideas o en la mente, hay que ir allá afuera a materializar nuestras ideas y construir una sociedad mejor para las mujeres, y eso solo se logra con la participación activa como militante o activista en contra del cisheteropatriarcado. Esto soy ahora, mis principios.